Te lo digo, acabas de matar al dragón que había en la entrada de mi cueva, apareces con tu espada y tu armadura, esa que nunca te quitas, egoísta, que eres muy egoísta... ese monstruo era lo único que me retenía, ahora... no creo que vuelvas a verme... yo a ti sí te lo agradezco, gracias, y otro beso.
Ahora sí, adios.
Ahora sí, adios.
3 comentarios:
Todavía no me creo eso del adiós.
Será posible que exista en realidad (?).
Te mando un beso y un abrazo, por demorarme tanto en volver a visitarte.
Hasta pronto
=)
gracias por pasearte por mi blog! ;-)
Un placer descubrir el tuyo...
Saludos lluviosos desde Barcelona!
Si alguna vez, con o sin mi persimo, alguien matase al monstruo de mi cueva, no pasaria que pudiera escapar, pasaria que ese alguien podria entrar y yo estarìa indefensa...
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