Me arrojé demasiadas veces a la arena de este circo, tanto tanto que llevo los zapatos llenos, por dentro y por fuera, y apenas me deja caminar...
Ahora me tocan las partidas fáciles, tengo que vaciarlos antes de volver a lanzarme, y me siento cansado, sólo lo haré si tengo la seguridad (¡que mentiroso!) de que no habrá leones ni gladiadores, solos tú y yo, sin armas, sin defensas... solos.
Ahora me tocan las partidas fáciles, tengo que vaciarlos antes de volver a lanzarme, y me siento cansado, sólo lo haré si tengo la seguridad (¡que mentiroso!) de que no habrá leones ni gladiadores, solos tú y yo, sin armas, sin defensas... solos.
3 comentarios:
con los zapatos llenos de arena,de esa que no te deja caminar..
Merece la pena arriesgar y volverse a tirar y volver a tener que abandonar, una y otra vez, por tener los zapatos llenos. Porque al final, no se sabe cuándo, estaremos solos...
Un abrazo
Siempre ha de ser sin armas, sin defensas, sin armaduras... con el paso del tiempo y las experiencias se hace más difícil, pero para ir con tantas cosas, mejor no ir...
Ya lo dice Silvio... que los amores cobardes no llegan a amores. Porque el amor puede ser muchas cosas, pero no cobarde...
Publicar un comentario